viernes, 6 de julio de 2007

La suerte me persigue... pero no me alcanza


Dicen que pisar caca trae suerte. Lo intentado un par de veces, pero no he visto la suerte por ningún lado. He pisado caca como quien no quiere la cosa, cuidando que nadie me vea, haciéndome el más desentendido del asunto, pero nada. La única suerte que avizora es para mis zapatillas, que se ganaron una lavada gratis luego.

Y he probado con varios tipos de caca, qué creen. Por ejemplo, la más común, la que se encuentra por doquier: la caca de perro. Hay estados muchos también: caca de perro reseca por el sol, caca de perro mal del estómago, caca de perro con restos vegetales producto de comer plantas, caca de perro cachorro, etc. También hay las cacas humanas —éstas son más ediondas más, si me permiten una apreciación—: está la caca de aquel borracho cuyo esfínter perdió el control por el alcohol, está la caca del niño que no llegó a casa y se desparramó en un rincón cualquiera bajo la vergonzosa complicidad de la madre. También hay caca de pájaros. Abundantes. Con especial rencor hacia los vehiculos de aargg.

Seguiré probando pisar caca. Estoy seguro que encontraré la caca exacta, en el estado exacto; y la pisaré haciéndome el despistado. Ese día la suerte por fin me alcanzará y no tendre fiebre del castor.

1 comentario:

squeeze me macaroni dijo...

es que hay que pisar caca accidental